Por Ricardo López Göttig
El presidente del Gobierno Pedro Sánchez (PSOE, Partido Socialista Obrero Español) es un raro caso de supervivencia política. Es la tercera vez que gana elecciones parlamentarias, pero sin alcanzar la mayoría, sin lograr tejer una coalición estable que le permita agotar la legislatura de cuatro años. Ya lo intentó en 2016 con el partido Ciudadanos, sin lograr incorporar a Podemos, y fracasó. Luego, en 2018, tras lograr recuperar el liderazgo del PSOE en comicios internos contra su rival Susana Díaz, llegó a la presidencia del Gobierno por una moción de censura contra Mariano Rajoy (PP, Partido Popular), quien gobernaba en minoría gracias al sostén de Ciudadanos. El 28 de abril de 2019 el PSOE logró la primera minoría, pero no le fue suficiente para un gobierno estable. Ante esta falta de apoyo parlamentario, convocó a nuevos comicios para el 10 de noviembre, con un resultado más complejo aún: la fragmentación del hemiciclo español, sin que ni el PSOE ni el PP puedan articular coaliciones viables.
España, a diferencia de otras democracias del Mediterráneo, no tiene tradición de coaliciones gubernamentales. Desde la transición a la democracia hasta 2016, fue un sistema bipolar: UCD-PSOE, PSOE como partido predominante desde 1982 hasta 1996, y luego alternancia entre PP y PSOE. Pero fue a partir de 2015 y 2016 que emergieron dos nuevos actores políticos que se nutrieron de los electorados de estos dos grandes partidos, a saber: Podemos, populista de izquierda, y Ciudadanos, en el centro liberal. En abril de 2019, por primera vez logró ingresar VOX al parlamento español, carcomiendo votos por derecha al Partido Popular.
Los últimos cuatro años han sido de intensa agitación política e identitaria para los españoles, con el intento de separación de Cataluña, el surgimiento con fuerza de populismos de izquierda y derecha, y la falta de respuestas sólidas de los partidos constitucionalistas (PSOE, PP y Ciudadanos).
El 10 de noviembre dejó a Pedro Sánchez como primera minoría, pero con un leve retroceso de 3 bancas con respecto a abril. Avance del Partido Popular, liderado por Pablo Casado y que logró extender su vida política, crecimiento de VOX a la cincuentena de escaños, desplome de Ciudadanos a tan sólo diez curules, retroceso de Unidas Podemos. De los líderes partidarios, resuena la renuncia de Albert Rivera a la presidencia de Ciudadanos, retirándose a la calma de su hogar, tras una carrera a la que le ha dedicado años vibrantes, una rareza en un ámbito en el que a los actores les gusta permanecer sobre el tablón, con o sin espectadores.
De este modo, al líder socialista Pedro Sánchez le toca volver a barajar con menos naipes y más jugadores. ¿Podrá formar una coalición con tantos partidos diferentes, sumando a las expresiones separatistas? ¿Qué viabilidad y qué costos tendría para España esta opción? ¿Qué sentido tendría convocar a nuevos comicios en 2020, en un escenario cada vez más fragmentado del electorado? Las próximas semanas, quizás meses, serán de idas y venidas, y los jugadores recién están empezando a mostrar su capacidad de movimiento.
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