Ir al contenido principal

Petr Pavel, un voto por la OTAN y la Unión Europea

Por Ricardo López Göttig

En los comicios de segunda vuelta para elegir al presidente de la República Checa, celebrados el viernes 27 y sábado 28 de enero de 2023, el triunfo acompañó al general (RE) Petr Pavel, un candidato independiente que contó con la simpatía de la coalición gubernamental del primer ministro Petr Fiala, de centroderecha.

Como ya señalé en mi columna semanal en Radio Jai, esta elección hubiera pasado inadvertida en otro momento, pero en plena tormenta por la guerra en Ucrania cobra relevancia continental. El gobierno de la coalición de Spolu (Juntos), formada por los partidos ODS (Občanská Demokratická Strana, Partido Cívico Democrático), TOP 09 y el demócrata cristiano KDU/ČSL (Česká Lidová Strana, Partido Popular Checo), una alianza de fuerzas liberales y conservadoras, encabezada por Fiala (ODS), se colocó inmediatamente del lado de Ucrania frente a la invasión rusa de febrero de 2022. En ese contexto, quién fuera el nuevo Jefe de Estado de Chequia se transformó en un elemento de peso, ya que el saliente presidente Miloš Zeman ha tenido posiciones ambiguas en este sentido, ya visible en sus tiempos como primer ministro en los años 1990 en su afán de mostrarse menos enfático respecto a Rusia y su régimen autoritario. Lo cierto es que, más allá de la finalización del segundo y último período de Zeman, la polarización de Petr Pavel fue frente al ex primer ministro Andrej Babiš, un empresario devenido en (anti)político que utilizó y sigue empleando discursos populistas para mantener siempre la fase agonal en los extremos, incluso recurriendo a una campaña sucia que se le volvió en su contra en esta última elección.

En la primera vuelta, el independiente Petr Pavel recibió el 35%, apenas un punto por arriba de Babiš, que sumó el 34%. De inmediato, los candidatos de otros partidos le prestaron su apoyo a Pavel, quien de este modo y frente a una campaña negativa, obtuvo el 58% y ganó no sólo en las grandes ciudades, sino en la gran mayoría de las regiones de Chequia y Moravia. Babiš aseveró, en plena campaña presidencial, que no auxiliaría con soldados checos a Polonia y los tres países bálticos en una eventual invasión rusa, lo que no sólo significaba la ruptura del paraguas de la OTAN, sino también la falta de solidaridad con los vecinos. Cuestión particularmente sensible para la memoria histórica de checos y eslovacos, ya que en agosto de 1968 la ex Checoslovaquia fue invadida por los tanques del Pacto de Varsovia para impedir la continuidad del "socialismo con rostro humano" de Alexander Dubček. Si bien Babiš pidió disculpas por sus dichos, el énfasis que puso en su publicidad en que él era "diplomático" y no un soldado, era una señal de simpatía por el régimen de Vladímir Putin y su narrativa paneslavista, un disimulo artero de las intenciones de expansión territorial, política y económica de los actuales jerarcas en el Kremlin.

Petr Pavel intentó recurrir a símbolos del pasado reciente: a diferencia de sus predecesores en la primera magistratura, que fueron Václav Havel, Václav Klaus y el actual Miloš Zeman, ni Pavel ni Andrej Babiš fueron parte del proceso de liberalización y democratización de la ex Checoslovaquia. Petr Pavel era oficial de las Fuerzas Armadas, y hasta hace pocos en actividad, fue presidente de la comisión militar de la OTAN. Este candidato independiente hizo un acto masivo bajo el lema Pavel na Hrád! (Pavel al Castillo, en donde reside el Jefe de Estado), recordando a la consigna de Havel na Hrád! que llevó al icónico disidente a la presidencia de la República a fines de 1989. El espanto ante una eventual presidencia de Babiš, sobre quien pesan varias acusaciones de corrupción durante su tiempo como jefe de Gobierno, y de haberse beneficiado en sus empresas con fondos de la Unión Europea, hicieron el resto. Se trata del segundo presidente electo por el voto directo, ya que tanto Havel como Klaus fueron nominados y escogidos por el Parlamento, hasta que se reformó el método de elección.

Esta victoria electoral se puede registrar como otra derrota política para Vladímir Putin en la región, pese a las fortunas que volcó durante dos decenios en campañas, desinformación, soft power y presiones más o menos veladas. Chequia ingresó a la OTAN junto a Polonia y Hungría en 1999, las primeras incorporaciones -dejando de lado a la ex Alemania oriental- de antiguos miembros del Pacto de Varsovia, buscando el paraguas de protección frente a posibles amenazas de la ex URSS. Luego formó parte del gran lote de países que se sumaron a la Unión Europea en 2004, aunque sin adoptar el euro, manteniendo la corona checa como moneda. Con la elección de Petr Pavel como nuevo presidente por los próximos cinco años, la ciudadanía checa mostró su compromiso de adhesión a la alianza atlántica, la Unión Europea y al apoyo activo hacia Ucrania.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Transdniester: ¿el futuro de Crimea?

El antiguo principado de Moldavia, que data del siglo XIV, fue un territorio disputado entre el Imperio Otomano y Rusia durante centurias. En 1812, por el tratado de Bucarest, la región de Moldavia oriental o Besarabia, ubicada entre los ríos Prut y Dniester, fue cedida al Imperio de Rusia. Bukovina, al norte, fue parte del Imperio Austro-Húngaro.  ¿Cuál es la diferencia entre un moldavo y un rumano? Ninguna. Es la misma lengua y cultura. Lo que actualmente es Rumania logró su independencia en 1878, pero Besarabia siguió bajo la soberanía rusa hasta el derrumbe del zarismo, en 1918. Una asamblea de representantes de Besarabia votó por su incorporación al Reino de Rumania. Los países vencedores de la Gran Guerra no lograron, sin embargo, poner en vigencia el tratado de París, en el que reconocían la nueva integridad territorial, ya que Japón nunca lo llegó a rubricar. Esta gran Rumania se hallaba entre dos países que reclamaban partes de su territorio: Hungría, derrotada en la primer

Hong Kong: 20 años en la República Popular China.

Por el Tratado de Nanking, celebrado en 1842 tras la primera guerra del opio entre el Reino Unido y el Imperio Chino de la dinastía Qing, la rocosa isla de Hong Kong pasó a ser colonia británica. Luego se anexaron otros territorios a la misma, hasta que en 1898 se añadieron partes del continente, a fin de servir como barrera de contención y zona agrícola para la colonia. Esta posesión sirvió como punto de enlace del comercio británico con China meridional, depósito de bienes -que incluía el opio- de importación y exportación, talleres de reparación de navíos y puerto de salida para los emigrantes chinos hacia otras latitudes, como la costa del Pacífico de los Estados Unidos. Esta situación se mantuvo hasta la segunda guerra mundial, cuando la colonia fue invadida por los japoneses, a pesar de la resistencia de las escasas tropas allí localizadas, que incluían un contingente canadiense. Los británicos recuperaron la posesión de Hong Kong en 1945, a pesar de las aspiraciones del gobi