El gobierno del primer ministro Abe Shinzo, del Partido Demócrata Liberal en coalición con Komeito, propone dejar de controlar el precio del arroz y reducir a la mitad el subsidio a este producto. Actualmente, el gobierno paga ¥15.000 por diez áreas, y el objetivo es distribuir el ahorro entre otros agricultores, así como reducir la extensión de cultivo del arroz.
Giro dramático para el Partido Demócrata Liberal ya que, a pesar de su denominación, en rigor ha venido sosteniendo desde hace decenios el pacto del arroz y el acero: su base electoral es fuertemente agrícola, que está sobre representada en el Parlamento y, a cambio de sus votos, ha montado una férrea estructura proteccionista frente a productos de Occidente y del resto de Asia. Quienes sostienen las campañas electorales del PDL son los keiretsu, los conglomerados económicos que tienen una relación estrecha con el partido y la burocracia, lo que se ha llamado el "triángulo de hierro" de la política y la economía japonesas.
Por un lado, el primer ministro Abe se adelanta a uno de los reclamos de las negociaciones del Trans Pacific Partnership (TPP) de liberalizar el mercado interno; por el otro, necesita darle competitividad a la economía, oxigenada por la expansión monetaria con efectos optimistas en el corto plazo, sin por ello descuidar a sus electores. Cualquier medida es delicada y audaz, pero Abe dispone de una amplia mayoría en las dos cámaras para impulsar la reducción de los subsidios agrícolas.
Giro dramático para el Partido Demócrata Liberal ya que, a pesar de su denominación, en rigor ha venido sosteniendo desde hace decenios el pacto del arroz y el acero: su base electoral es fuertemente agrícola, que está sobre representada en el Parlamento y, a cambio de sus votos, ha montado una férrea estructura proteccionista frente a productos de Occidente y del resto de Asia. Quienes sostienen las campañas electorales del PDL son los keiretsu, los conglomerados económicos que tienen una relación estrecha con el partido y la burocracia, lo que se ha llamado el "triángulo de hierro" de la política y la economía japonesas.
Por un lado, el primer ministro Abe se adelanta a uno de los reclamos de las negociaciones del Trans Pacific Partnership (TPP) de liberalizar el mercado interno; por el otro, necesita darle competitividad a la economía, oxigenada por la expansión monetaria con efectos optimistas en el corto plazo, sin por ello descuidar a sus electores. Cualquier medida es delicada y audaz, pero Abe dispone de una amplia mayoría en las dos cámaras para impulsar la reducción de los subsidios agrícolas.
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