Chris Christie, gobernador de signo republicano de New Jersey, ha ganado la reelección con el 60% de los votos en un estado con clara simpatía por los demócratas. Su actitud y mensaje hacia el centro, manteniendo en voz alta que sostiene postulados conservadores en cuestiones como el aborto y los impuestos, le ha servido para ganar terreno en segmentos del electorado que vuelcan sus preferencias por el Partido Demócrata. Como contrapunto, mientras Christie ganaba un nuevo período, Ken Cuccinelli, del Tea Party, perdía por tres puntos su aspiración a la gobernación de Virginia.
El gobernador Christie supo tejer acuerdos bipartidistas como gobernador, lo que le ha servido para acercar posiciones con otros sectores de la política y proyectar una imagen de político moderado, en el centro. Asimismo, su actuación junto al presidente Obama durante la catástrofe del huracán Sandy, poco antes de los comicios generales de noviembre del 2012, demostraron su aptitud para poner los intereses de su Estado sobre las conveniencias del momento.
Pero, ¿podrá aspirar con éxito en las primarias presidenciales del 2016? Desde el lado demócrata, la candidata que ya se está preparando es Hillary Clinton y, aún no claramente pero sí haciendo algunos movimientos, el actual vicepresidente Joe Biden: dos figuras de proyección nacional. A Christie le podría jugar en contra su posición centrista, ya que en las primarias votan los sectores más conservadores del Partido Republicano, volcando a sus candidatos a posiciones que resultan chocantes para la opinión pública en general. Candidatos moderados como John McCain y Mitt Romney se vieron jaqueados por postulantes Mike Huckabee, Rick Santorum o Newt Gingrich, que los acusaban de no ser suficientemente firmes en su conservadorismo. De hecho, para aventar las suspicacias de este influyente sector interno del partido, el senador McCain cometió el error de nominar como su acompañante en la fórmula a Sarah Palin, una simplona que repite una y otra vez el mantra de las fórmulas conservadoras sin conocimiento ni discernimiento.
Pero el establishment republicano se está agotando de la puja con los sectores del Tea Party que, en rigor, no hacen más que reducir sus posibilidades electorales, llevándolo al callejón sin salida de ser un partido testimonial de gente enojada. Christie es respetado y escuchado: en el 2012 vaticinó el buen desempeño que iba a tener Mitt Romney en sus debates con Barack Obama, poniendo en evidencia que tiene una gran percepción de las personas y del escenario político. Si tiene ambiciones -legítimas- para presentarse a la presidencia en el año 2016, deberá hacerse más conocido y menos sospechoso para los electores conservadores.
El gobernador Christie supo tejer acuerdos bipartidistas como gobernador, lo que le ha servido para acercar posiciones con otros sectores de la política y proyectar una imagen de político moderado, en el centro. Asimismo, su actuación junto al presidente Obama durante la catástrofe del huracán Sandy, poco antes de los comicios generales de noviembre del 2012, demostraron su aptitud para poner los intereses de su Estado sobre las conveniencias del momento.
Pero, ¿podrá aspirar con éxito en las primarias presidenciales del 2016? Desde el lado demócrata, la candidata que ya se está preparando es Hillary Clinton y, aún no claramente pero sí haciendo algunos movimientos, el actual vicepresidente Joe Biden: dos figuras de proyección nacional. A Christie le podría jugar en contra su posición centrista, ya que en las primarias votan los sectores más conservadores del Partido Republicano, volcando a sus candidatos a posiciones que resultan chocantes para la opinión pública en general. Candidatos moderados como John McCain y Mitt Romney se vieron jaqueados por postulantes Mike Huckabee, Rick Santorum o Newt Gingrich, que los acusaban de no ser suficientemente firmes en su conservadorismo. De hecho, para aventar las suspicacias de este influyente sector interno del partido, el senador McCain cometió el error de nominar como su acompañante en la fórmula a Sarah Palin, una simplona que repite una y otra vez el mantra de las fórmulas conservadoras sin conocimiento ni discernimiento.
Pero el establishment republicano se está agotando de la puja con los sectores del Tea Party que, en rigor, no hacen más que reducir sus posibilidades electorales, llevándolo al callejón sin salida de ser un partido testimonial de gente enojada. Christie es respetado y escuchado: en el 2012 vaticinó el buen desempeño que iba a tener Mitt Romney en sus debates con Barack Obama, poniendo en evidencia que tiene una gran percepción de las personas y del escenario político. Si tiene ambiciones -legítimas- para presentarse a la presidencia en el año 2016, deberá hacerse más conocido y menos sospechoso para los electores conservadores.
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