Por Ricardo López Göttig
El presidente Donald Trump ha expresado su respaldo para las elecciones primarias del Partido Republicano a Mitt Romney, quien ya ha anunciado que competirá por una banca en el Senado por el Estado de Utah. Mitt Romney fue el candidato presidencial republicano frente a Barack Obama en 2012, cuando el demócrata fue por su reelección. Había sido gobernador de Massachusetts en 2003-2007, en donde demostró su capacidad como administrador en un Estado tradicionalmente inclinado a los demócratas. Sus credenciales en las esferas privada y pública lo ubicaron como un candidato fuerte, que ya había hecho su primera incursión en las primarias presidenciales republicanas en 20o8, infructuosamente, frente al más experimentado John McCain. Se desempeñó muy bien en los debates presidenciales, pero no alcanzó.
Mormón, empresario millonario, muy popular en Utah por haber organizado las olimpíadas de invierno de 2002, Mitt Romney vuelve al primer plano de la política estadounidense al buscar un curul en la cámara alta. Cuando en las primarias republicanas del 2016 comenzó a emerger la candidatura de Trump, un outsider para el partido de Lincoln y Reagan, muchos miraron hacia Romney en busca de una alternativa que pudiera detenerlo. El ex gobernador fue la cara visible del movimiento #NeverTrump,
pero no volvió a presentarse.
En esa curiosa coalición electoral que es el Partido Republicano, Mitt Romney es visto como uno de los moderados. Trump, tras ser electo presidente, tuvo algunas reuniones con Romney y se barajó su posibilidad de que fuera el Secretario de Estado, lo que finalmente no ocurrió.
En noviembre se realizan las elecciones de medio término en Estados Unidos, cuando se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes (diputados) y un tercio del Senado, además de algunas gobernaciones. Es, además, el inicio de la próxima carrera presidencial, cuando los jugadores se ubican y observan sus posibilidades. En ese contexto, Donald Trump naturalmente quiere tener un resultado electoral favorable, como lo haría cualquier primer mandatario, en busca de su reelección en 2020. ¿Es que Mitt Romney busca su revancha? Demasiado pronto para decirlo. Lo que sí es seguro, es que Romney ganará fácilmente la banca en Utah, por lo que sería una torpeza de Trump buscar un candidato alternativo. Por otro lado, Romney no confrontará con el presidente Trump, aunque sí marcará sus diferencias y su propia agenda. Los partidos políticos de Estados Unidos son dinámicos, competitivos, y los presidentes están muy lejos de tener un control férreo sobre estas agrupaciones como ocurre en otras democracias.
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