Hoy viernes 17 de enero, tras casi tres meses desde las elecciones generales, asume el nuevo primer ministro en la República Checa, el socialdemócrata Bohuslav Sobotka. En un parlamento fragmentado, con siete bancadas, ha sido posible articular una nueva coalición gubernamental con la socialdemócrata ČSSD, el movimiento ANO (Sí) y la democracia cristiana. El primero de los partidos estuvo en la oposición frente al gobierno conservador; el segundo es un movimiento nuevo, surgido por la iniciativa del empresario Andrej
Babiš, sin experiencia ni en el gobierno ni en la oposición; el tercero, la KDU-ČSL, ya ha formado parte de otros gobiernos, pero se mantuvo sin representación parlamentaria durante los últimos tres años.
El presidente Zeman ha interferido en la formación del nuevo gobierno: no sólo ha intentado influir dentro del partido socialdemócrata, sino que también procura establecer vetos a las nominaciones de los nuevos ministros, excediéndose de su estricto rol constitucional de Jefe de Estado. Y es que Zeman, arguyendo ser el primer presidente electo por el voto directo de los ciudadanos, se atribuye más poder que el que tuvieron sus predecesores Václav Havel y Václav Klaus. Estas circunstancias, sumadas a que no hay una clara sintonía entre los tres partidos que asumen el gobierno en varias cuestiones, han dilatado las conversaciones. En la República Federal de Alemania, la CDU, la CSU y el SPD lograron conformar una gran coalición en menos tiempo de conversaciones.
El nuevo gabinete de ministros que acompañará a Sobotka asumirá hacia fines de este mes. El interrogante es si este gobierno será lo suficientemente sólido para seguir reduciendo el déficit fiscal y, a la par, mantenerse firme ante las intromisiones del presidente.
El presidente Zeman ha interferido en la formación del nuevo gobierno: no sólo ha intentado influir dentro del partido socialdemócrata, sino que también procura establecer vetos a las nominaciones de los nuevos ministros, excediéndose de su estricto rol constitucional de Jefe de Estado. Y es que Zeman, arguyendo ser el primer presidente electo por el voto directo de los ciudadanos, se atribuye más poder que el que tuvieron sus predecesores Václav Havel y Václav Klaus. Estas circunstancias, sumadas a que no hay una clara sintonía entre los tres partidos que asumen el gobierno en varias cuestiones, han dilatado las conversaciones. En la República Federal de Alemania, la CDU, la CSU y el SPD lograron conformar una gran coalición en menos tiempo de conversaciones.
El nuevo gabinete de ministros que acompañará a Sobotka asumirá hacia fines de este mes. El interrogante es si este gobierno será lo suficientemente sólido para seguir reduciendo el déficit fiscal y, a la par, mantenerse firme ante las intromisiones del presidente.
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