El domingo 27 de octubre se celebraron elecciones presidenciales en la República de Georgia, país del atribulado Cáucaso, una de las antiguas repúblicas socialistas soviéticas.
El presidente Mijail Saakashvili termina el segundo mandato, imposibilitado de aspirar a un tercero.
El candidato respaldado por el primer ministro Ivanishvili, Georgi Margvelashvili, un antiguo rector de la Universidad, habría alcanzado dos tercios de los sufragios, seguido por el aspirante del Movimiento Nacional Unido, David Bakradze, con aproximadamente el 20%.
El año pasado se modificó el régimen presidencialista por uno parlamentario, por lo que el centro de gravedad político se trasladó a la figura del primer ministro. Pero lo importante de este cambio es si tendrá incidencia en la orientación internacional de la República de Georgia, ya que durante el decenio protagonizado por Saakashvili -la gran figura de la revolución de las rosas contra el régimen de Edvard Shevardnadze- se aproximó significativamente hacia Occidente, la OTAN y la Unión Europea. Por un lado, en el 2008 el presidente Saakashvili intentó infructuosamente recuperar el control por medio de las armas de dos regiones, Abjazia y Osetia del Sur, ambas sostenidas por la Federación de Rusia. Esta aventura fue un fracaso, y la Federación de Rusia reconoce la independencia de estas dos regiones, a la vez que las preserva fuera de Georgia gracias a su ejército.
Asimismo, para Occidente este país es importante como ruta de tránsito de los oleoductos que parten desde Azerbaiyán hacia el Mar Negro, por lo que un cambio hacia una posición pro-Moscú significaría problemas para una de sus fuentes de abastecimiento y el aislamiento de Azerbaiyán.
En los próximos días, el primer ministro Ivanishvili anunciaría su renuncia, por lo que la coalición Sueño Georgiano debería elegir un nuevo jefe de gobierno.
El presidente Mijail Saakashvili termina el segundo mandato, imposibilitado de aspirar a un tercero.
El candidato respaldado por el primer ministro Ivanishvili, Georgi Margvelashvili, un antiguo rector de la Universidad, habría alcanzado dos tercios de los sufragios, seguido por el aspirante del Movimiento Nacional Unido, David Bakradze, con aproximadamente el 20%.
El año pasado se modificó el régimen presidencialista por uno parlamentario, por lo que el centro de gravedad político se trasladó a la figura del primer ministro. Pero lo importante de este cambio es si tendrá incidencia en la orientación internacional de la República de Georgia, ya que durante el decenio protagonizado por Saakashvili -la gran figura de la revolución de las rosas contra el régimen de Edvard Shevardnadze- se aproximó significativamente hacia Occidente, la OTAN y la Unión Europea. Por un lado, en el 2008 el presidente Saakashvili intentó infructuosamente recuperar el control por medio de las armas de dos regiones, Abjazia y Osetia del Sur, ambas sostenidas por la Federación de Rusia. Esta aventura fue un fracaso, y la Federación de Rusia reconoce la independencia de estas dos regiones, a la vez que las preserva fuera de Georgia gracias a su ejército.
Asimismo, para Occidente este país es importante como ruta de tránsito de los oleoductos que parten desde Azerbaiyán hacia el Mar Negro, por lo que un cambio hacia una posición pro-Moscú significaría problemas para una de sus fuentes de abastecimiento y el aislamiento de Azerbaiyán.
En los próximos días, el primer ministro Ivanishvili anunciaría su renuncia, por lo que la coalición Sueño Georgiano debería elegir un nuevo jefe de gobierno.
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